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100 AÑOS SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA DE AGS31 Dec 69 - 18:00 A 100 años de la ConvenciónPor Jesús Eduardo Martín Jáuregui Corrido de la Convención, (autor desconocido) Carranza su anuencia dió Por estas fechas hace cien años Aguascalientes presentaba un aspecto muy distinto del habitual. La estación del ferrocarril con un movimiento inusitado desde hacía varios días era el campo propicio para que hicieran su agosto los marchantes, los convoyes militares habían estado vomitando tropas y pertrechos de los diversos grupos empeñados ahora en enfrentamientos fratricidas, las vendimias de atole blanco y atole champurrado, las canelitas, el café de olla, complementaban las de los condoches, las gordas de cuajada, tacos y unas apetitosas semas de granillo, gorditas de polvo y rompemuelas que hacían gruñir las tripas después de varias horas de viaje, ofrecían la colación a los viajantes que apenas bajando del tren y asegurando su impedimenta. buscaban cumplir con el sagrado precepto de “primero comer que ser cristiano”. Los tranvías a todas luces insuficientes repletos de gente recorrían desde la estación a la Plaza de Armas por la Calle del Centenario, por cierto recientemente bautizada, los cargadores con sus chamucos, sus mecapales, sus ajados mandiles de cuero y sus siempre relucientes placas de identificación, corría de acá para allá ofreciendo sus servicios, el carruaje de Don Tompelio y dos o tres mas se reservaban para los mas pudientes o manirrotos. Los dos o tres hotelitos frente al jardín de la Estación estaban repletos. Las casas de huéspedes llenas a mas no poder y algunas familias mas necesitadas, mas valientes o solamente mas animadas ofrecían en renta cuartos con o sin asistencia, preferentemente a los corresponsales y a los auxiliares no militares de las tropas. La población entre preocupada, inquieta y curiosa, no dejaba de sentir un cierto orgullo por haber sido su ciudad la elegida para la Convención. La decisión hacía honor a la proverbial hospitalidad de los “chileros” de Aguascalientes, ciertamente nublada por dos o tres incidentes sin tanta relevancia, como cuando a fines del siglo XIX hubo necesidad de traer la Guardia Nacional de Zacatecas para asegurar la construcción del templo Presbiteriano que ya había sido quemado tres veces por católicos fanáticos, y un cierto resquemorcillo hacia la había sido su capital y hacía la vecina Teocaltiche con la que empezaba a competir con ventaja en la comercialización de ganado, abarrotes y géneros. Aguascalientes en el mero centro de la Patria, a puro esfuerzo y trabajo había sobrevivido a las incursiones chichimecas, había desarrollado una industria próspera de hilados y tejidos, era sede de la Gran Fundición Central y tenía uno de los Talleres mas importantes del Sistema Ferroviario columna vertebral de la nación, una de las múltiples y ricas herencias de Don Porfirio. Aguascalientes, ciudad de encuentro, de comerciantes industriosos, de artesanos trabajadores, de operarios diestros y productivos, se había ganado ya un lugar como sitio seguro, sus planicies, sus colinas suaves, su cielo despejado, prefiguraban sin duda el carácter generalizado de sus habitantes. Cuando las fuerzas en conflicto luego del asesinato proditorio del Presidente Francisco I. Madero y del Vice-presidente José Ma. Pino Suárez, entrampadas en una lucha desgastante y desgastada, concibieron la posibilidad de un encuentro en que se privilegiaran las coincidencias para lograr un acuerdo que propiciase la paz y la búsqueda de un rumbo para la nación, luego de analizar varias posibilidades acordaron que el sitio adecuado que les garantizaba no sólo la neutralidad, la tranquilidad y disposición, sino también el acceso fácil desde los diversos puntos del país, el adecuado abasto de bienes y servicios, y el carácter de sus habitantes tolerantes y respetuosos, laboriosos y mesurados, era la ciudad de Aguascalientes. La Convención fue la búsqueda de la unidad nacional luego de la renuncia y autoexilio de Victoriano Huerta. El autonombrado Primer Jefe del Ejército Constitucionalista Venustiano Carranza convocó a las fuerzas revolucionarias en la ciudad de México, a donde se negó a asistir Emiliano Zapata y Francisco Villa veía con recelo. En Aguascalientes se reunieron bajo el nombre de “Gran Convención de Jefes militares con mando de fuerzas y gobernadores de los Estados” instalada el 10 de octubre de 1914 al día siguiente se declaró “soberana” y culminó con la designación de un presidente provisional de la repúbilca, nombramiento que recayó en el coahuilense Eulalio Gutiérrez. Si bien las expectativas que la Convención despertó no fueron cumplidas a cabalidad, constituyó un hito extraordinaria de la historia moderna de nuestro país. No sólo fue el crisol de diversos grupos, de diversas ideologías, de diversas latitudes, animados, al márgen de sus particulares intereses, por encontrar un camino para un país convulso desde la renuncia del dictador Profirio Díaz, sino el espacio político en el que se empezaron a ventilar las concepciones sociales de avanzada, en donde las proclamas revolucionarias inspiradas por los ideólogos Lucio Blanco, Francisco J. Mújica, Luis Cabrera, Otilio Montaño, Antonio Díaz Soto y Gama, por citar solo a algunos, nutrieron las inquietudes de los convencionistas, por lo que puede considerarse con razón suficiente que la Convención de Aguascalientes constituye la asamblea antecedente del Constituyente de Querétaro. A cien años de la Soberana Convención Revolucionaria el pueblo y el gobierno de Aguascalientes tienen la oportunidad de conmemorar aquel relevante acontecimiento, resaltando los valores que lo propiciaron y que siguen siendo vigentes: El valor del diálogo para zanjar las diferencias y analizar las alternativas para un proyecto de nación; el valor de la tolerancia frente a la intemperancia como condición sine qua non para encontrar soluciones comunes; el clima de armonía y paz social que ha regresado a nuestro estado como premisa indispensable para el progreso; la alternativa de las normas frente a las armas como el camino para la convivencia civilizada y ocasión para el desarrollo personal y social. El recuerdo de la Convención de Aguascalientes, los ideales que la animaron y las circunstancia de esta entidad federativa se reafirman en el tiempo. ¡Es tiempo de conmemoración!. Muchos días de discusiones Después de no convencerse, Los comentarios han sido deshabilitados. | |
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